Esta es una charla llena de gratitud en momentos buenos y también en momentos difíciles.

Se trata de la historia de una mujer que llegó a un punto muy crítico, donde ya no tenía casi nada que perder y logró salir de ahí, empezar de nuevo y darle un propósito a su crisis.

Esta es mi historia…

Pasé por una enfermedad altamente incapacitante, con la que llegué a perder casi completamente la vista, el habla y la movilidad, tomaba cerca de 15 pastillas diarias para el dolor que era indescriptible, hasta dormida me quejaba, no podía comer sino una vez al día cantidades muy pequeñas, por lo tanto, sufrí de malnutrición.

Tenía algo conocido como «niebla mental» lo que significa dificultades para concentrarse, pensar con claridad, recordar información o procesar la información de manera eficiente. Es una sensación de confusión, lentitud mental o dificultad para encontrar las palabras adecuadas.

Duré 3 años buscando un diagnóstico pasando por todo tipo de exámenes, hasta que una junta médica le puso nombre a mi enfermedad, a lo que llegaron por descarte, porque tiene muchos síntomas que se pueden confundir con otras enfermedades.

No sabía que era peor, si no saber lo que tenía o saberlo y que 15 médicos me dijeran que no había nada que hacer conmigo, porque no se conocía cura (todavía no se conoce), ni tratamientos que mejoraran los síntomas (hoy día hay algunas ayudas paliativas o sea cuidados destinados a aliviar el sufrimiento y mejorar la calidad de vida de personas que enfrentan enfermedades graves).

Finalmente y después de 4 largos y dolorosos años contra todo pronóstico la superé, de esto hace 16 años.

¿Cómo fue la historia con detalle?… es lo que cuento en la conferencia.

Lo único que me quedó fue una amnesia casi total de una buena parte de mi vida (como en las películas).

Hubo muchos retos…

Entre ellos no estar presente para mi hijo entre los 6 y los 10 años, una importante quiebra económica, sentimientos de vergüenza, alejarme de todo el mundo, incluso de la familia y mil aprendizajes que hoy AGRADEZCO con el alma.

Pero a la gratitud solo se llega con el tiempo y entendiendo con un sentido de reflexión, cada parte de la historia vivida.

Aunque esto pasó hace ya tantos años, apenas ahora lo voy a contar públicamente, no quería hablar de ello abiertamente en mis conferencias, pero muchas personas que en “petit comité” han conocido esta historia, me han animado a hacerlo porque puede llevar un mensaje de gratitud y esperanza.

Además, lo hago de forma graciosa, porque no quiero el drama, sino inspirar e influir a otros a aprender de las experiencias y a vivir de forma intensa la vida.

¡Porque si vamos a una charla, es porque estamos vivos!

¡Me da mucha ilusión acompañar tu próxima reunión!.